domingo, 29 de abril de 2007

buitres carroñeros

Siempre he defendido que los periodistas del corazón no son tan malos y desaprensivos como la gente dice. Que el espectador manifiesta lo que quiere ver y un grupo de pringadillos, alcachofa en mano y por una patata de sueldo se encargan de ofrecerselo. Pero hay veces q la vida te da sorpresas y descubres q no, q los hay (sin falta de ser del corazón) q sí son malos. Q la tragedia de una familia queda a un lado para narrar las peripecias y crueldades de esa misma familia. Y no ha sucedido en Madrid, ni en Nueva York, sino en un pueblo de Asturias, donde se supone que tan majos y considerados somos todos. Q una madre se cae al suelo cuando ve salir en una bolsa el cadáver de su bebé, pues allá van corriendo dos cámaras de tv detrás de ella pa enchufarle la luz al máximo. Debe ser q cuanto más cerca y más demacrada sea la imagen mejor la venderá la productora en cuestión a todas las televisiones de españa y eso es caja, q al final es lo q acaba importando. Es una pena q demos una imagen tan lastimosa, aunque sea lo q el público quiera ver (nunca antes yo habia visto a gente hacer fotos y videos con el movil a una bolsa de forense, lo prometo). De vez en cuando deberiamos recordar esos principios sobre los que se sustenta el periodismo y dar ejemplo. Que, no siempre, todo vale.

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