Hay quien opina que no tengo paciencia y no es cierto. Ni mucho menos. Tuve una paciencia infinita durante unos 23 años, hasta que empecé a trabajar, todo sea dicho. A partir d entonces empecé a no tenerla o, más bien dicho, a no querer tenerla. Si siempre eres la tonta que nunca salta por nada pues seguirás siéndola para toda tu vida. Si no te plantas y en un momento determinado pegas un puñetazo encima de la mesa nunca lo harás. En ese sentido aún tengo bastante paciencia, o más bien tengo paciencia, porque me lo trago y me come por dentro.
Pero por lo que se refiere a tener paciencia con la gente, las cosas cambian. Hay gente por la que merece tener paciencia, un amigo; hay con quien hay que tenerla, mi familia al completo. Así que contando con la mucha paciencia que tengo en casa me queda poca para aguantar a determinada gente, de esa por la que no sientes ningún aprecio pero, aú así, tienes que soportarla con mucha frecuencia, mucha más de la que quisieras.
En este caso apenas hay un par de personas en mi vida que no puedo con ellas. Lo intentó, lo intento y lo vuelvo a intentar desde hace años, pero ni con esas. El problema es que a fuerza de autoobligarme a aguantarlas y no saltar cada vez que abren la boca, que es lo que me apetecería, he desarrollado un poder especial que consiste en ser capaz de mantener una conversación, tomar un café e, incluso, hacerles preguntas, sin prestar la más mínima atención.
Aún así, este poder tiene una limitación más que considerable y es que es limitado en el tiempo.
No puedo estar varios días seguidos con estas personas y entre una y otra visita suele precisar de un desahogo que consiste en ponerlas verde, así de claro, con alguna otra persona que no sea totalmente imparcial, por supuesto, sino que se decante por mi.
Así voy tirando desde hace tiempo, no volviéndome muy loca y no montando escenitas por la calle, pero hoy no me ha ayudado ni mi poder. En menos de cinco horas se me fue al carajo la paciencia que tenía que durarme toda la semana. Y ni el critiqueo de última hora me ha servido de mucho.
A ver si con los años voy a estar perdiendo poderes...
4 comentarios:
me parece que me pasé contigo, otro día seré más bueno
La paciencia, dicen, es un virtud. Pero hay que saber ser paciente. La dignidad de uno a veces se pone en peligro por aguantar ciertos comportamientos de las personas. Entonces es momento de no tener paciencia y dar ese puñetazo en la mesa. Yo creo que la paciencia se ha de saber administrar.
Un saludo.
La paciencia puede que sea una virtud, no seré yo quien diga lo contrario. Pero quedarte con todo dentro tampoco es plan ¡eh! que se empieza por ignorar a una persona o una situacion, y tragamos, y tragamos, y acabamos con una úlcera.
Se puede decir todo a quien sea, la cuestión es cómo se dice.
...traigo
sangre
de
la
tarde
herida
en
la
mano
y
una
vela
de
mi
corazón
para
invitarte
y
darte
este
alma
que
viene
para
compartir
contigo
tu
bello
blog
con
un
ramillete
de
oro
y
claveles
dentro...
desde mis
HORAS ROTAS
Y AULA DE PAZ
TE SIGO TU BLOG
CON saludos de la luna al
reflejarse en el mar de la
poesía...
AFECTUOSAMENTE
DRY MATINI
DESEANDOOS UNAS FIESTAS ENTRAÑABLES DE NAVIDAD 2009 ESPERO OS AGRADE EL POST POETIZADO DE CREPUSCULO.
José
ramón...
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