miércoles, 17 de febrero de 2010

De potingues y libros

En los últimos días he disfrutado de un descanso extra largo, que llega a su fin. Siete días que han sido lo más parecido a un descanso que he tenido en el último mes y me sabe a poco. Resulta increíble lo rápido que puede pasar una semana de asueto y lo lento que se te hace un turno de curro, que viene a ser casi lo mismo.

Enterar no me habré enterado de los últimos días, pero no se puede decir que no haya hecho nada. Todo lo contrario. Me dediqué a hacer vida social, escribir cosas pendientes, hacer recados de esos que suelen caer en el olvido y una profunda limpieza de mi habitación. No, no es que llevara tres meses sin pasar el paño del polvo, sino que en las estanterías era totalmente imposible encontrar algo y como se te ocurriera mover algo de sitio se iba todo al suelo.

Así que el jueves de tarde, recién empezado el descanso y con fuerzas, me puse a recoger todo lo que en la estantería, hice limpieza, reciclé algunas cosas y conseguí que todos los libros que estaban apilados entraran en las repisas en posición vertical, vamos, como debe ser.

Cuando acabé y lo vi todo tan guapo decidí ir más allá y meterme con el cajón de los desastres. Es uno de los cajones de mi armario, que en lugar de usarlo para meter ropa lo uso para almacenar determinados potingues que no uso a menudo o lo que es lo mismo, que compro y luego nunca uso. Vamos, ahí hay de todo, desde pastillas revitalizantes para el baño (en mi casa tenemos ducha desde habrá 15 años) a muestras de colonias que si las vendiera me sacaría unos 100 euros. Lo malo es que son de regalo y no puedo hacer negocio, así que opté por meterlas todas en una bolsita y volver a guardarlas al cajón. Usar no las usaré, pero al menos están recogidas.

Bueno, pues en todo ese mar de potingues había, como no, cremas de todo tipo: hidratantes, corporales, cremas de noche, contorno de ojos, gel para los granos, gel para las piernas cansadas, para los pies, para la celulitis,... Viendo todo el dinero que hay ahí invertido, porque claro no cojo lo barato, sino lo caro, debe ser por eso de sugestionarme, me dio cosa. Y como este año no he hecho propósitos el 1 de enero me plantee uno a mediados de febrero: usar alguno de esos potingues de modo regular.

No digo usarlos todos los días, pero bah, que por usar crema de noche un par de días a la semana no creo que me vaya a morir, ¿no? Y así, al menos, acabo los botes y dejo hueco para los que compre próximamente, que me conozco. Es más, si me pongo, igual hasta me da por ponerme un día a rebuscar entre los neceseres de maquillaje que tengo. Y quién sabe, que puede que me dé por maquillarme más a menudo que una vez cada dos meses.

¡Qué pereza da ser mujer! Con lo bien que viven los hombres sin tanto potingue y demás.

1 comentario:

Si me dices serie,... dijo...

Yo uso locion para despues del afeitado, y sí, siempre me aucerdo de ella (así es que mi cara afeitada es como el culito de un bebe.... lo malo es que solo me afeito una vez a la semana, dos como mucho. Es que da una pereza...).
Pero en cambio tengo varias cremas limpiadoras para los puntos negros (a mi edad y con puntos negros aun, bueno, es que soy un crio todavia.....), que una por ejemplo es para usarla dos días a la semana, pues nada, que nunca me acuerdo o digo que lo haré más tarde y cuando me doy cuenta de echarla siempre es cuando estoy en el coche (no sé porqué me acuerdo de todo lo que tengo que hace cuando conduzco).

Y que los hombres lo tenemos facil... no sé yo que decirte, que hay mucho metrosexual por ahí suelto