Si un día os aburrís y queréis tener bronca con alguien acercaros a una de las sedes de la Agencia Tributaria. No falla, es traspasar la puerta y te empieza a subir una fiebre por todo el cuerpo de no te menees. Tengo pendiente desde hace unas tres semanas una visita para hacer un trámite de lo más sencillo: soy autónoma y quiero cambiarme de un epígrafe a otro, es decir tienen que cambiarme dos números, porque el primero coincide. Solo dos números. Pues atención al proceso:
Primero te quitas la pulsera Pandora porque suena al pasar por el arco magnético y parece que los vayas a atracar cada vez que suena. Con un poco suerte ni te pita el cinturón, ni las botas y no tienes que desvertirte delante los funcionarios. Te vas al mostrador de ventas donde han colocado al tío más borde, insípido y vago que hay en el mundo. En el último año, que frecuento bastante esos lares, cada vez que lo veo está leyendo el periódico o rajando con la de al lado y cuando ve que alguien se asoma a su mostrador pone cara de asco, duda entre levantarse o no, y finalmente lo hace. Eso sí, por mucho que tu le des los buenos días el no contesta ni una palabra.
Siguiente paso: si tienes tiempo rellenas los papeles, si no te lo llevas a casa, porque como no sueles llevar pegatinas fiscales encima tendrás que ir a buscarlas. Al día siguiente, media hora después o una semana más tarde vuelves con tus papeles rellenados y rezando para no haberte equivocado y que no te riñan.
Vas hasta el mostrador y te encuentras con una chica delante tuya para ser atendida, pero te das cuenta de que hay un problema de comunicación: no está la funcionaria al otro lado del mostrador. A los 20 segundos de pensar que se trata de una cámara oculta emergue de detrás de una planta y le dice que espere. Estaba muy ocupada hablando con un compi. Cuando le da por acercarse la chica explica lo que le pasa y la otra, en dos segundos, la despacha diciendo que no, que para eso primero tiene que ir al Principado, que se lo cambien y que luego vuelva a pasarse por allí. No sé porque, pero cada vez que voy a ese mostrador al de delante le dicen lo mismo: "Vete al Principado y luego vuelves, porque eso lo tienen que hacer ellos primero, sino desde aquí no podemos". No me lo invento, es verídico.
Me toca a mi, empieza a revolver los papeles (sólo son tres, pero parece las antiguas azafatas de la tele cuando se daban baños de cartas para elegir al ganador de un viaje a Canarias) y me dice que me falta uno. Y le digo"son los papeles me vienen dentro de la carpeta de impresos". Y contesta "ya, pero es que tenías que haber hecho una fotocopia de este papel antes de escribirlo" (esto último lo dice con un soniquete que viene a decir que quien me creo yo para escribir ese papel, que quién me habrá mandado). Y yo: "¿cómo quiere que sepa que tengo que hacer una fotocopia de una de las hojas del impreso, para eso que metan dos hojas?". Y ella "ese no es mi problema" y yo "ya, pero es que se puede hacer de la otra forma" y ella "no, no se puede" y yo "sí, porque me lo hicisteis el otro día" y me acaba diciendo que me vaya a comprar otro impreso, del que solo voy a usar una hoja y tirar las otras cinco.Eso sí, el impreso te lo cobran entero y tienes que volver a verle la cara al del primer mostrador que casi me echó de allí al ver que no me iba corriendo. Vuelta otra vez a la mujer que me dice no sé que dos tonterías que no entendí y me da los papeles ya firmados.
Al final, para cambiar un puñetero epígrafe, que no vale para nada, pq da lo mismo uno que otro, me he tirado una semana y he pillado un cabreo que no venía a cuento. En pleno siglo XXI, ¿cómo puede ser que la administración pública no esté informatizada a niveles tales como cambiar dos números de un epígrafe? Que no es por ahorrarme los 2.5 euros en impresos, sino los dos viajes que me pegué a Hacienda, la media hora que me eché allí esta mañana, el aguantar a los funcionarios con papeles pa arriba papeles pa abajo.
Eso, con una ventanilla virtual lo hubiera hecho ya hace más de tres semanas, cuando debía, en menos de cinco minutos y desde mi casa, sin falta de quitarme el pijama y las zapatillas. Si es que cada vez entiendo más que la gente haga trampas a Hacienda, pero no por ahorrar o ganar dinero, sino por no aguantar estos coñazos.
Y lo peor es que esta mañana, cuando volvía en coche para casa, ya venía pensando en la primera trimestral de este año, que se me va a llevar unos 600 euros y una tarde entera de cuentas con la calculadora. No os podéis imaginar lo identificada que me siento con el anuncio de autónomos de Movistar.
miércoles, 11 de febrero de 2009
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1 comentario:
Y yo que creo que todo ese sinsentido está milimétricamente planificado con sabe el diablo qué maléficos fines...
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